La Edad Media

Monumento a Alonso Sánchez

La Huelva de los descubrimientos

El origen de las cofradías

Señores de Huelva fueron el Almirante de Castilla y camarero Mayor del Rey Sancho IV, D. Juan Mathe de Luna en 1293. Por muerte de este paso a Dº Diego López de Haro, Señor de Vizcaya, que falleció en 1309 y que sus testamentarios vendieron a Doña Bataza Láscarís, nieta de Juan IV Láscaris, Emperador Bizantino, Aya y camarera Mayor de Dª Constanza, esposa de Fernando IV de Castilla, con posterioridad esta vende el Señorío onubense pasa a distintos señores, como Dª María de Padilla Amante de Pedro I el Cruel y estando un tiempo unido al señorío de Gibraleón por medio del Linaje de la Cerda durante el s. XIV, quedando finalmente en manos de la Casa de Medina Sidonia por matrimonio entre D. Juan Alonso Pérez de Guzmán como dote del casamiento con Dª María de la Cerda en 1434. Fue propiedad de los Duques de Medina Sidonia hasta principios del s. XIX, cuando se produce la abolición del Régimen Señorial tras la conclusión guerra de la Independencia.

Monumento a Colón

Monumento a Cristóbal Colón situado en la Plaza de las Monjas

Huelva

El descubrimiento del Nuevo Mundo

A lo largo de la Baja Edad Media, se produce un despegue económico de las localidades del entorno del río Tinto, y destacando en las relaciones comerciales marítimas con el norte de África y golfo de Guinea, intensificadas con la conquista de las Islas Canarias, que se inicia en 1402 por la expedición de Juan de Bethancourt en tiempos del Rey Enrique III de Castilla. Esto permite a los marinos onubenses explorar nuevas rutas de navegación, incluso adentrarse en el océano atlántico, en donde destaca la figura del Prenauta Alonso Sánchez de Huelva, del que Cristóbal Colón pudo haber obtenido la información de las tierras desconocidas hacia occidente y que el interpretaría que eran las costas de China y Japón, Catay y Cipango, puertas para llegar al comercio de las especias, que en ese momento estaba en manos portuguesas.

Huelva formó parte del descubrimiento del Nuevo Mundo, formando parte hijos de esta noble Villa parte de las tripulaciones que conformaron la expedición y abriendo las puertas a un periodo de florecimiento económico cuyo centro es el Puerto de Huelva, que mediante la navegación de cabotaje, comerciaba con distintas localidades del rivereñas del Tinto y del Odiel y del Golfo de Cádiz.

Santuario de la Cinta

Santuario de la Cinta

De esa época existen variedad de testimonios, sobre todo arquitectónicos entre los que destacan el Santuario de Nuestra Señora de la Cinta, de Estilo Mudéjar y la pintura al fresco de la patrona que la preside, las iglesias parroquiales de San Pedro, del s. XIV y la Concepción, entrado los primeros años del XVI, el convento de las Madres Agustinas, de la misma época y algún elemento arquitectónico civil como la Casa situada en la C/ Berdigón, la cual se considera la de mayor antigüedad en Huelva.

Las primeras cofradías

Del s. XVI es donde tenemos constancia de las primeras cofradías de Huelva, siendo nuestra fuente de información principal el Archivo de Protocolos Notariales de Huelva, cuya fecha más temprana es 1572 donde aparece una donación a la Virgen de la Soledad de la Cofradía del Santo Entierro, el Archivo Diocesano de Huelva, perteneciente al Obispado, donde se encuentran multitud de informaciones sobre las cofradías onubenses y el Fondo Diego Díaz Hierro, que se conserva en el Archivo Municipal de Huelva y que recopila todas las investigaciones realizadas por este erudito en torno a las cofradías onubenses.

De este periodo, son las actuales cofradías del Santo Entierro, residente en su ermita y que se puede considerar la más antigua en el tiempo, la de Jesús Nazareno, fundada en el inexistente convento de los Mínimos de la Victoria de la C/ Puerto y la de la Vera Cruz en la parroquia de la Concepción. A estas habría que sumarle la del Dulce Nombre de Jesús del convento de los mínimos, la cual desapareció a finales del s. XVIII.

Cristo del Santo Entierro

Santo Entierro de Cristo

Virgen de la Cinta

Virgen de la Cinta

El S. XVI se presenta como un momento de florecimiento de artes y fundaciones religiosas debido al auge económico. La Estancia del Duque Manuel Alonso Pérez de Guzmán en la Villa de Huelva en su periodo como Conde de Niebla, permite fundaciones de conventos masculinos, La Merced, La Victoria de los mínimos, el convento de San Francisco, siendo patrono de este el cabildo de la Villa. Existe un florecimiento de los bienes muebles, las iglesias se enriquecen y decoran con los artistas protegidos por el Duque, trabajando en los templos y conventos. De ese periodo se conserva la Virgen de la Cinta del Convento de la Merced y el retablo de la Purificación del antiguo convento de San Francisco y conservado en el Convento de Santa Clara de la localidad de Moguer, ambos obra de Juan Martínez Montañés.

Catedral de la Merced

Catedral de la Merced

Tras un periodo de bonanza económica a mediados del s. XVII la ciudad sufre una crisis importante tanto económica como poblacional, debido en gran medida a la Epidemia de Peste que asoló Andalucía occidental en 1649, de la que va recuperándose paulatinamente a lo largo del siglo. Pero será en el s. XVIII, debido al traslado de la Casa de Contratación a Cádiz en 1717, y que toda la actividad económica pasa al golfo de Cádiz. Es donde Huelva alcanzará un mayor apogeo. Se convierte en la Aduana del Duque de Medina Sidonia, convirtiéndose su puerto en punto esencial de transporte de mercancías hacia Cádiz y otros puntos, lo que revierte en la riqueza de la población.

También incide en la renovación de la Villa el terremoto de Lisboa de 1755, del quedó muy afectada en su entramado urbano, realizándose una renovación total plasmada en sus edificios religiosos y de su viario de claras reminiscencias del XVIII con calles tiradas a cordel, acercando la ciudad al mar. De edificios civiles solo queda la fachada del Palacio de los Duques de Medina Sidonia, de finales del s. XVII.

Esto se visualiza en los bienes muebles y arquitectura de la villa, pudiéndose contemplar en la actualidad el Retablo Mayor y el retablo de la Virgen del Carmen de la parroquia de San Pedro, el retablo que cobija a la Virgen de la Cinta en su ermita, el sagrario de plata del monumento del Jueves Santo de San Pedro, de 1756, las reformas arquitectónicas de las parroquias y del convento de la Merced, siendo este último el exponente de mayor calidad artística de este periodo.

Retablo de la Virgen de la Cinta

Retablo de la Virgen de la Cinta, patrona de Huelva

Retablo Mayor de la iglesia de San Pedro

Parroquia de San Pedro

La centuria siguiente, es un periodo de incertidumbre, debido a la invasión francesa y la inestabilidad política que se traduce en las distintas desamortizaciones del patrimonio religioso, lo que produce el cierre y desaparición de algunos conventos e instituciones religiosas para dedicarlos a otros usos, siendo trasladado a las parroquias cercanas su patrimonio mueble. Las cofradías sufren por esta causa cambios en sus sedes canónicas, la del Nazareno se asienta en la parroquia de la Concepción, al ser derribada la iglesia del convento mínimo y la del Santo Entierro se traslada a la Parroquia de San Pedro, al serle incautada su ermita para Hospital por epidemia de cólera en 1854. Otras desaparecen, caso de la Columna y el Dulce Nombre de Jesús que residían en el convento de los mínimos.