Otras celebraciones de interés

Fiestas de primavera

La Semana Santa de Huelva no supone el cierre del calendario festivo de la primavera onubense

Las Cruces de Mayo

A lo largo del mes de mayo se celebran en la capital las cruces de mayo. Abarcando distintos barrios de la ciudad, aún hoy se mantiene esta tradición por la importante labor realizan durante meses las asociaciones de vecinos, colectivos de mayores y hermandades. Los actos son muy diversos; se organizan jornadas de convivencia a lo largo de todo el mes, concentradas en los fines de semana.

Cruz de mayo

Nada más comenzar el primero de mayo comienza la apertura de las distintas cruces para la visita del público del barrio y de todos los puntos de la ciudad. Entre ellas destacamos por su ubicación en un Conjunto histórico-artístico la del Barrio Obrero, una de las más populares de la ciudad, y las de las hermandades de la Esperanza, en el corazón de la ciudad, en la señera Plaza Niña, y la de la hermandad del Resucitado, en la plaza de Santa Raquel, en la barriada Verdeluz. En todas ellas, cada fin de semana, de viernes a domingo, podrá encontrar un ambiente agradable, repleto de luz y color, en veladas amenizadas por actuaciones musicales, cuadros de baile y actividades para los más pequeños.

La Romería del Rocío

La Romería del Rocío se celebra en el entorno del Santuario de Nuestra Señora del Rocío, que está enclavado en la aldea que lleva el nombre de la Virgen, y que pertenece a la villa de Almonte, colindante con el Parque Nacional de Doñana. Encuentra su origen en el nombramiento el 29 de junio de 1653 de la Virgen del Rocío como Patrona de la Villa de Almonte, momento en el que se decide por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas celebrar fiestas solemnes en honor de la Virgen en el mes de septiembre, coincidiendo con las festividades de la Natividad de la Virgen y el Dulce Nombre de María. Asimismo, y ya en las Reglas de la Hermandad Matriz de Almonte de 1758 -primeras reglas conocidas de esta Hermandad-, se establece la celebración de la romería coincidiendo con la festividad de Pentecostés, haciendo mística alusión a la venida del Espíritu Santo sobre los doce apóstoles. Desde entonces, y durante el fin de semana que se celebra la fiesta de Pentecostés, miles de romeros llegan a la aldea almonteña a través de caminos centenarios y agrupados en torno a sus hermandades filiales de la Hermandad Matriz de Almonte, para celebrar junto con los almonteños la romería en honor a su Patrona.

Hermandad del Rocío de Huelva

Hermandad del Rocío de Huelva

Esta fiesta, sigue estructurándose en esencia de la misma manera que en el siglo XVIII, encontrando solamente variaciones de tiempo en la duración de los actos debido al impresionante incremento de romeros que durante esos días se concentran en la aldea. Así, nos encontramos con el comienzo oficial de la romería a las doce de la mañana del sábado, cuando la Hermandad Matriz de Almonte recibe corporativamente a sus filiales en la puerta principal del Santuario. Ese mismo día por la noche, se celebra por las calles del recorrido por el que procesiona Nuestra Señora del Rocío en la aldea el tradicional Rosario de Almonte. El domingo, se celebra por la mañana en el Real de la aldea -en el lugar que se coronó a la Virgen en 1919- la Misa Pontifical de la liturgia de Pentecostés con la presencia del Obispo de la Diócesis de Huelva y con la participación de todas las hermandades filiales que confeccionan con sus Simpecados un bello y colorido altar, y por la noche el Rosario en el que participan las hermandades filiales, y que sirve de pórtico a la esperada y multitudinaria procesión de la Virgen del Rocío a hombros de los almonteños en la mañana del Lunes de Pentecostés. Este es sin duda, el epicentro de la romería, donde los romeros y visitantes viven momentos llenos de fervor, en un recorrido en el que las andas donde procesiona la venerada imagen de la Patrona de Almonte va “navegando” entre cientos de miles de fieles, acercándose a los Simpecados de la hermandades filiales para que los componentes de las mismas le recen una Salve de despedida, que al igual que una barca mecida entre olas de fervor volverá a entrar en el Santuario hacia el mediodía del lunes, lo que supondrá el final de la romería y el inicio del camino de vuelta de todas las hermandades hacia sus lugares de origen.

Dice la famosa sevillana que “no puede ser rociero quien no fue por los caminos, ni vivió el carro por dentro ni comió bajo los pinos”, y esto es sin duda por las vivencias espirituales y humanas que tanto a nivel general como individual de cada romero, se generan en la realización del camino por parte de las hermandades que lleva a los pies de la Virgen del Rocío en las Marismas de Almonte. Desde el punto de vista espiritual, el camino es una preparación para el encuentro con la Virgen María y a través de ella con su hijo Jesucristo, en los que se convive en comunidad fraternal, compartiendo bienes espirituales y materiales, sufrimientos por la dureza del camino como momentos de gozo y sana alegría de recorrer la distancia que separa las localidades de origen de la aldea almonteña. Desde el punto de vista humano, el camino es una maravillosa sucesión de imágenes, ruidos, olores y sensaciones que encuentran su origen en la belleza plástica que supone una hermandad recorriendo los senderos a la vieja usanza -es decir, a pie, a caballo, en carros-, en los parajes tan maravillosos como son los del entorno del Parque Nacional de Doñana, en el colorido y estilo de los trajes de los romeros, la luz del cielo del Sur en primavera… Es sin duda, un gozo para los sentidos ver caminar por los senderos a una hermandad.

Simpecado de la Hermandad de Huelva

Simpecado de la Hermandad del Rocío de Huelva

Hermandad del Rocío de Huelva

Hermandad del Rocío de Huelva

Los caminos de las hermandades tienen una duración mayor o menor dependiendo de la distancia de la localidad de origen hasta la aldea almonteña, y se inicia con una Eucaristía o misa de romeros para después realizar el desfile oficial por las calles de las respectivas localidades llevando en procesión al Simpecado. Esta procesión se convierte en un multitudinario acto de despedida que el resto de ciudadanos tributan a los romeros. Una vez que las hermandades ya se encuentran alejadas de los núcleos urbanos, recorriendo los senderos que las llevarán a la aldea del Rocío, tienen establecidos sus paradas correspondientes tanto para el almuerzo o sesteo como para la pernocta. La tradición rociera establece cuatro caminos que desembocan en la aldea almonteña como cauces para la llegada de las hermandades: el Camino de los Llanos, es el camino más importante, ya que es por el que pasa la Virgen cada siete años cuando se traslada a Almonte, su pueblo, y por el que coge la Hermandad Matriz y todas las que tienen su origen en localidades del Condado onubense; el Camino de Moguer, abierto por los rocieros de Moguer hace más de dos siglos, y por el que además de la hermandad de la localidad juanramoniana, peregrinan las hermandades de la parte occidental de la provincia de Huelva; el Camino de las hermandades de Cádiz, que discurre dentro del Parque Nacional de Doñana, y que atraviesa por zonas de naturaleza de una gran belleza; y por último, la Raya Real y el Puente del Ajolí, una línea con grandes bancos de tierra que desembocan en dicho puente al llegar a la aldea, por el que atraviesan las hermandades procedentes de Sevilla y la Parte oriental de Andalucía.

Hermandad del Rocío de Emigrantes

Hermandad del Rocío de Emigrantes

La salida de la Real Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío comienza muy de mañana, allá por el onubense barrio del Molino de La Vega. Es un momento muy esperado por los onubenses, que avisados por los numerosos cohetes que resuenan en el cielo celeste de Huelva, se arremolinan para ver sal ir a la primera de las hermandades choqueras que van a la aldea almonteña a postrarse ante la Virgen del Rocío. Antes de salir, los hermanos de Emigrantes preparan el espíritu con una Eucaristía y posteriormente comienzan a ordenar la comitiva que llegará hasta la aldea del Rocío. La comitiva discurre en alegre y gozosa procesión, hacia el Cuartel de la Comandancia de la Guardia Civil en Huelva, donde es recibido el Simpecado con los honores que se merece. A partir de estos momentos, la Concha Peregrina continuará hasta el corazón de Huelva, donde será recibido a las puertas del Ayuntamiento al son de la Salve Rociera y entre una lluvia de pétalos. Toda vez que la Ciudad, representada por la Corporación Municipal ha despedido oficialmente a la Hermandad, la festiva caravana multicolor se encamina hacia la Comandancia de Marina donde será recibida por las autoridades militares y la tropa le cantará al Simpecado la Salve Marinera, uniendo el sentir rociero con la devoción a la Virgen del Carmen, Patrona y Protectora de los hombres y mujeres de la mar, acontecimiento obligado en una ciudad de arraigada historia marinera como Huelva. A la finalización de la Salve, el Comandante despedirá la comitiva con el tradicional “¡¡Rocieros, avante claro!!”. A partir de estos momentos, la Hermandad abandonará la ciudad por el onubense Muelle del Tinto y se adentrará ya en los senderos en una bella estampa rociera, que tendrá su momento culminante cuando el jueves por la noche entren triunfalmente en su casa de hermandad de la aldea almonteña.

La mañana del jueves la ciudad se viste de gala para despedir a la Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Huelva. Se trata de un sentimiento gozoso, porque Huelva se prepara para postrarse a los pies de la Patrona de Almonte, y nada mejor para ello que empezar este día con una Eucaristía, en la que además de pedir al Pastorcito Divino que proteja a los romeros en su peregrinar por los senderos, se dan gracias también por poder ir un año más a vivir la Fiesta de Pentecostés al lado de la Virgen en las Marismas de Almonte. La comitiva parte de la Capilla, colindante con la onubense Avenida de Andalucía, a la orden del Hermano Mayor. La primera parada de la Hermandad en su recorrido es en su antigua sede canónica y en la que realiza los cultos preparatorios de la romería. Esta es la parroquia del Rocío, donde se recibe al Simpecado con el repique de campanas y se entona la primera Salve. Continuará avanzando la comitiva por una Huelva que se encuentra de fiesta porque sale su Hermandad y todo el mundo participa de la sana y gozosa alegría que contagian los hermanos de esta querida institución. La siguiente parada es la recepción oficial en el Ayuntamiento, con la Corporación Municipal al frente, y donde mientras se reza la Salve rociera se lanzan miles de pétalos desde los balcones del Consistorio onubense. La Hermandad va poco a poco acercándose en procesión rociera buscando en la clara mañana primaveral el Muelle del Tinto, donde la carreta del Simpecado es girada y se despide de la ciudad que lo alberga con tanto amor y cariño el resto del año. A partir de este enclave tan onubense, la caravana rociera enfilará su caminar hacia la Punta del Sebo, con los ríos Tinto y Odiel como testigos mudos de la devoción de la Ciudad de Huelva a la Virgen del Rocío, que estallará en júbilo de alegría y satisfacción por la meta conseguida, cuando el viernes por la noche la hermandad entre en la aldea almonteña al grito de “¡¡HUELVA!! ¡¡HUELVA!! ¡¡HUELVA!!”.

Rocío

Virgen del Rocío